El Gigantopithecus blacki, un primate de tres metros de altura y 300 kilogramos de peso, se extinguió hace 250,000 años debido a su incapacidad para adaptarse a cambios ambientales. Descubierto en 1935 por el antropólogo alemán Ralph von Koenigswald en una botica de Hong Kong a través de lo que se vendía como «diente de dragón», este ser vivió más de 1.5 millones de años en lo que hoy es el sur de China.
A pesar de décadas de búsqueda, la falta de un cráneo ha mantenido incierta su clasificación evolutiva. Los investigadores han encontrado solo cuatro mandíbulas y alrededor de 2,000 dientes, sugerentes de su gran tamaño pero insuficientes para un entendimiento completo. Recientemente, un grupo de científicos internacionales ha publicado un estudio en Nature, reconstruyendo la caída de este gigante, ilustrando cómo incluso los seres más formidables pueden sucumbir ante el cambio de su hábitat.