Un estudio reciente realizado en el Centro de Investigación de Delfines en Florida (EEUU) ha revelado cómo la contaminación acústica impacta la comunicación de los delfines. Los investigadores encontraron que, ante el aumento de ruido, los delfines se ven obligados a alterar sus silbidos, aumentando su duración y volumen para compensar la interferencia.
En el experimento, dos delfines llamados Delta y Reese tuvieron que realizar una tarea cooperativa bajo diferentes niveles de ruido. A pesar de sus esfuerzos, su tasa de éxito disminuyó significativamente con altos niveles de ruido. El estudio sugiere que esta disminución en la eficiencia de la comunicación podría tener impactos negativos en actividades vitales como la búsqueda de alimento.
El estudio, liderado por Pernille Sørenson de la Universidad de Bristol, destaca la importancia de entender cómo el ruido antropogénico afecta a los cetáceos y la necesidad de mitigar estos impactos para preservar su bienestar y supervivencia.