Dave Langlois, un destacado ornitólogo y autor de «Los cantos de las aves. El orfeón olvidado», compara de manera poética el canto de dos aves emblemáticas, sugiriendo que el mirlo equivale a Bach en el mundo aviar, mientras que el ruiseñor se asemeja a Beethoven. En su perspectiva, estas especies son las mejores vocalistas en España, y resalta que el ruiseñor puede emitir entre 150 y 230 variaciones de canto diferentes. Langlois explica que el canto no solo es un acto melódico, sino una forma de comunicación que demuestra destreza cognitiva y busca impresionar a las hembras para el apareamiento.
En relación con el «efecto Beau Geste», Langlois comenta que en algunas especies, como el colirrojo real, el zorzal común y el estornino, las hembras también se sienten atraídas por los machos capaces de imitar los cantos de otros individuos en su entorno. Además, Langlois menciona que la identificación de los cantos de las aves a menudo guarda similitudes con piezas musicales conocidas. Destaca un ejemplo en el que compara el canto del herrerillo común con una parte de la quinta sinfonía de Beethoven, sugiriendo que la convivencia de músicos humanos con maestros del canto aviar podría haber inspirado algunas obras clásicas.