Los bosques artificiales son una respuesta innovadora a la necesidad de recuperar zonas urbanas y degradadas mediante la creación de ecosistemas forestales que imiten los beneficios de los bosques naturales. A diferencia de los bosques naturales, los bosques artificiales son desarrollados de forma planificada y gestionados para cumplir con objetivos específicos.
Estos objetivos pueden ser variados y pueden incluir la producción de madera, la conservación de la biodiversidad, la protección de la fauna y flora, la recuperación de suelos, la reducción de la contaminación acústica y atmosférica, la captura de carbono y la mejora de la calidad de vida de las personas que habitan en las zonas circundantes.
La creación de bosques artificiales implica la selección cuidadosa de las especies vegetales y animales que se plantarán, así como la planificación de la ubicación y distribución de los árboles y otros elementos del ecosistema. Estos bosques suelen estar compuestos por una gran diversidad de especies vegetales y animales, y se caracterizan por imitar la estructura y complejidad de los ecosistemas naturales.