Las hojas de algunos árboles se vuelven rojas debido a la acumulación de antocianinas, pigmentos que desempeñan un papel crucial en la adaptación de las plantas a su entorno. Estos pigmentos, que pueden aparecer en respuesta a condiciones climáticas adversas, actúan como protectores contra la radiación solar intensa y ayudan a regular el equilibrio hídrico de las hojas. Aunque la mayoría de las plantas muestran colores verdes debido a la clorofila, la aparición de tonos rojos en otoño o en situaciones de estrés indica un mecanismo de defensa que puede mejorar la supervivencia de los árboles.
La investigación sobre el cambio de color en las hojas también sugiere que este fenómeno puede estar relacionado con factores como la temperatura, la luz y la disponibilidad de nutrientes. En algunos casos, la coloración roja puede atraer insectos polinizadores o ayudar en la fotosíntesis al mejorar la captación de luz. Este interesante aspecto de la biología vegetal subraya la complejidad de las adaptaciones de las plantas y cómo interactúan con su entorno en un mundo que enfrenta el cambio climático.