En España, diversas aves se han adaptado a los entornos cercanos a las carreteras, acompañando a los viajeros en sus trayectos. Entre las especies más comunes se encuentran los milanos, los buitres, las urracas y las gaviotas. Estos animales se han acostumbrado a aprovechar los recursos que las vías ofrecen, como los restos de comida o animales atropellados, lo que ha modificado su comportamiento natural. Los milanos, por ejemplo, son expertos en localizar presas desde las alturas, mientras que los buitres, tradicionalmente asociados con zonas rurales, han extendido su territorio a zonas más urbanizadas en busca de alimento fácil.
El fenómeno resalta cómo el desarrollo humano afecta la vida silvestre y provoca cambios en los hábitos de las especies. Aunque las aves cumplen un papel en el ecosistema al limpiar restos, su proximidad a las carreteras plantea ciertos riesgos, tanto para ellas como para los conductores. Las colisiones con vehículos son comunes y pueden poner en peligro a las aves. A pesar de ello, estas especies continúan siendo parte del paisaje cotidiano en muchas rutas, recordando la estrecha relación entre la naturaleza y las infraestructuras humanas.