Las emisiones de metano, el segundo gas más importante en la crisis climática después del dióxido de carbono, han aumentado significativamente debido a la actividad humana, según un reciente informe. El metano es 28 veces más potente que el CO2 en su capacidad para atrapar el calor en la atmósfera, lo que lo convierte en un contribuyente clave al calentamiento global. Aunque el metano tiene una vida más corta en la atmósfera (alrededor de 10 años), su impacto es más inmediato, por lo que reducir sus emisiones podría generar beneficios rápidos en la lucha contra el cambio climático.
La mayor parte de las emisiones de metano proviene de la agricultura, la ganadería, la gestión de residuos y la industria de los combustibles fósiles. El informe advierte que, aunque se han hecho esfuerzos para reducir las emisiones de dióxido de carbono, el metano ha recibido menos atención. Los expertos subrayan la urgencia de adoptar medidas más estrictas para controlar estas emisiones, ya que actuar sobre el metano es una de las formas más eficaces de mitigar el cambio climático a corto plazo.