La Unión Europea ha dado un primer paso hacia la posible reducción de la protección legal del lobo, en respuesta a las crecientes tensiones entre los defensores de la fauna y los agricultores que sufren pérdidas en sus ganados debido a los ataques de este depredador. Este movimiento sigue a un aumento de la población de lobos en varios países europeos, lo que ha generado preocupación en las comunidades rurales que dependen de la ganadería. La Comisión Europea ha comenzado a estudiar la posibilidad de modificar el estatus de protección del lobo bajo la normativa comunitaria, lo que permitiría mayor control de su población.
Esta medida ha generado un debate entre quienes argumentan que es necesario proteger a los ganaderos y quienes defienden que el lobo, como especie clave para la biodiversidad, debe seguir protegido estrictamente. Los grupos ecologistas advierten que reducir la protección del lobo podría poner en peligro los esfuerzos de conservación realizados en las últimas décadas, mientras que los agricultores presionan por más medidas para garantizar la seguridad de sus rebaños. La decisión final aún está en discusión y dependerá de las recomendaciones científicas y del equilibrio entre la protección del lobo y las necesidades del sector agrícola.