Un grupo de paleoantropólogos ha realizado un importante descubrimiento en la cuenca del lago Turkana, en Kenia, donde se encontraron huellas fosilizadas que datan de hace 1,5 millones de año. Estas huellas son prueba directa de la coexistencia de dos especies humanas: Homo erectus y Paranthropus boisei. Las pisadas, preservadas en sedimentos volcánicos, muestran características distintivas que han permitido a los investigadores atribuirlas a estas dos especies.
Por un lado, las huellas más grandes y estilizadas corresponden a Homo erectus, conocido por su postura erguida y capacidades avanzadas para caminar y correr largas distancias. Por otro lado, las huellas más pequeñas y robustas se han atribuido a Paranthropus boisei, una especie con una anatomía adaptada a una dieta basada en vegetales duros. En términos generales, el estudio de estas huellas refuerza la idea de que la evolución humana no fue lineal, sino un proceso complejo de coexistencia y diversidad.