Las ciudades enfrentan un desafío creciente: combatir el calor extremo para proteger la salud mental de sus habitantes. Con el aumento de las temperaturas debido al cambio climático, las olas de calor son cada vez más frecuentes e intensas, lo que no solo afecta la salud física, sino también la mental. Estudios recientes han demostrado que las altas temperaturas están relacionadas con un incremento en los problemas de salud mental, como la ansiedad, la depresión y el estrés.
Para hacer frente a esta situación, muchas ciudades están implementando medidas para reducir el impacto del calor, como aumentar las zonas verdes, mejorar la infraestructura para la ventilación natural y ofrecer espacios públicos refrigerados. Estas iniciativas no solo buscan mitigar los efectos del calor, sino también promover el bienestar mental de los ciudadanos. Sin embargo, los expertos advierten que se necesitan esfuerzos más coordinados y sostenibles para enfrentar este desafío y proteger a las poblaciones más vulnerables, como los ancianos y las personas con enfermedades mentales preexistentes.