Mientras que la agricultura ha sido una fuente clave de prosperidad para la región, su impacto en el ecosistema del Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel no puede ser ignorado. Este humedal, situado en el corazón de La Mancha, es un refugio de biodiversidad y uno de los pocos humedales que quedan en la región. Durante más de dos décadas, Miguel Mejías, destacado jefe de Hidrogeología del Instituto Geológico Minero (CSIC), ha llevado a cabo un meticuloso seguimiento del acuífero que alimenta este parque. A través de sus investigaciones, ha identificado una tendencia alarmante: el nivel del agua subterránea en el humedal está disminuyendo a un ritmo de más de un metro anualmente.
La causa principal de esta dramática disminución se relaciona con la creciente actividad agrícola en las proximidades del parque. Además, episodios de sequías intensas han agravado la situación, acelerando la pérdida de agua. Al reflexionar sobre el estado actual del humedal, Mejías lo compara con “un oasis en medio de La Mancha” y enfatiza la importancia crítica de tomar medidas para preservar este ecosistema único. Si no se actúa con prontitud, corremos el riesgo de perder este invaluable recurso natural de manera irreversible.