Los colibríes son aves diminutas que llevan un estilo de vida extremo, caracterizado por un metabolismo acelerado y adaptaciones sorprendentes que les permiten prosperar en condiciones desafiantes. Para sostener su elevado gasto energético, los colibríes consumen diariamente néctar equivalente al 80% de su peso corporal. Esta dieta rica en azúcares eleva sus niveles de glucosa en sangre a cifras que serían peligrosas para los humanos.
Durante la noche, los colibríes pueden entrar en un estado de letargo llamado torpor, reduciendo su temperatura corporal casi al nivel del ambiente circundante. Este mecanismo les permite ahorrar hasta un 95% de su gasto metabólico por hora en noches frías, siendo esencial para su supervivencia tras días de escasa alimentación o durante la preparación para largas migraciones. Estas aves son las únicas capaces de volar hacia atrás y boca abajo, ejecutando maniobras que generan fuerzas que desorientan a pilotos humanos.