España ha experimentado una notable recuperación en su biodiversidad desde los años 80. Entre los éxitos destacan especies como la cigüeña blanca, que ha multiplicado por veinte sus poblaciones, la nutria, que ha recolonizado la mayoría de los ríos, y el corzo y el ciervo, cuyas poblaciones se han disparado.
Los grandes carnívoros, como el lince ibérico, el oso pardo, el águila imperial y el quebrantahuesos, también han visto aumentar sus poblaciones y áreas de distribución gracias a los esfuerzos de conservación. Incluso el lobo ibérico muestra signos de recuperación.
Estos avances reflejan el trabajo y la dedicación de organizaciones conservacionistas, apoyadas por administraciones y ayudas europeas. Aunque persisten desafíos, el progreso alcanzado desde los años 80 es un motivo de optimismo para la conservación de la rica biodiversidad de España.